Escuchamos ruidos, autos, micros pasar, ir y volver. Puertas cerrarse, cajones abrirse, platos juntarse. Escuchamos la radio, la televisión, famosos podcast, música que nos gusta y también que no. Escuchamos ringtones, notificaciones de nuestro celular, de nuestro computador....
Escuchamos necesidades de otrxs, peticiones, reclamos, quejas. A veces, también escuchamos “cahuines”, “pelambres”, comentarios sobre otras personas. Escuchamos alegrías y logros de otrxs, así como sus pesares y dolores.
Escuchamos sobre indicadores de desempeño, escuchamos sobre los nuevos proyectos que hay que levantar, escuchamos sobre lo bien o mal que va nuestra organización, escuchamos los terribles efectos de la pandemia para algunxs, los desafíos que ha implicado para otrxs.
Escuchamos sugerencias, indicaciones, “deberías”, “podrías”, “tips”, “buenas prácticas”, “casos de éxito”, casos de fracaso, ideas para no replicar.
Escuchamos TANTO… Tanto ¡fuera! Pero, ¿nos escuchamos a nosotrxs? ¿Escuchamos cuando nuestro cuerpo tiene hambre y nos pide un descanso para comer? ¿Escuchamos cuando nuestro cuerpo dice BASTA, necesitas descansar? ¿Escuchamos nuestras intuiciones sobre los nuevos desafíos que emprendemos? ¿Escuchamos nuestras propias emociones con toda la vorágine que ocurre a nuestro alrededor?
¿Cómo sería tu vida si te escucharas? ¿Cómo sería tu desempeño en el trabajo si te escucharas? ¿Harías algo distinto? Recuerda que el tiempo es un abrir y cerrar de ojos, y que las decisiones que tomas segundo a segundo son las que generan tus resultados.
HOY, te invitamos a observar tus resultados, y a evaluar cómo cambiarían si te escucharas un poquito más. Te lo mereces, y tu entorno también se merece a una mejor versión de ti, que se escucha y que se cuida. ¿Impacta esto en mi trabajo? Claro que sí, ¡inténtalo!
Comentários